martes, 24 de agosto de 2010

Valores eternos.




No es la primera vez que se proyecta alguna película de Manoel de Oliveira en el Monopol. Sin embargo, para quien todavía no conozca su cine y su persona basta mencionar dos de sus características míticas.

El realizador portugués tiene 101 años y sigue en activo a razón de una película por año. Como recordaba el director de fotografía Nestor Almendros citando a algún profesor suyo: “Para hacer cine no hace falta talento, ni conocimientos, ni sensibilidad. Lo que hace falta es tener buena salud”.

Por otro lado, ya resulta bastante conocido el viejo chiste sobre el autor:“¿cuál es el único cineasta portugués que no grita acción después de cada toma?” Efectivamente, su cine destaca por planos fijos, de larga duración y una narrativa que se desarrolla más desde lo sutil que desde lo evidente.

“Singularidades de una chica rubia”, fue el título que lanzó en 2009 y que también presentó a concurso en la pasada edición del Festival de Cine de Las Palmas. Basada en una adaptación de Eça de Queirós, habla de las peripecias de un chico enamorado de una joven que aparece frente a la ventana donde trabaja. Los deseos del chico en casarse con ella, le harán perder su cómoda vida de empleado en una empresa familiar y lanzarse al mundo a buscar la independencia económica.

Oliveira reflexiona sobre el valor de lo nuevo y lo antiguo. Se deja seducir de forma romántica ante la deslumbrante belleza de la juventud para luego advertir de sus peligros: hay valores supremos y antiguos que están por encima de lo nuevo, de lo bello, de lo efímero. "Singularidades de una chica rubia" es un sugerente cuento moral que, sin embargo, se ve obstaculizado por su pretensión de ser ambientado en el Portugal de nuestros días.

Por otro lado, siendo fiel a su estilo, cada plano resulta una experiencia estética fascinante. Hay una gran sensualidad en el uso de la luz, en los colores y en la fuerza compositiva. Al mismo tiempo, sus encuadres se llenan de potencia simbólica. Es como si cada imagen se convirtiese en un cuadro autónomo. Probablemente, Oliveira sea uno de los directores que más nos haya enseñado a ver: uno de los que más haya implicado al espectador a cuidar el acto de mirar. Frente a la imagen mercancía y de consumo rápido tan habitual en nuestros días, éste sea uno de esos valores eternos que merezcan la pena conservar.


Ficha técnica y artística.

Singularidades de uma Rapariga Loura. 2009
Director: Manoel de Oliveira
Guión: Manoel de Oliveira a partir de un relato de Eça de Queirós
Fotografía: Sabine Lancelin
Intérpretes: Diogo Dória (Tio Francisco), Ricardo Trêpa (Macário), Júlia Buisel (Madre de Luísa), Catarina Wallenstein (Luísa Vilaça), Filipe Vargas (amigo)

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